miércoles, 26 de enero de 2011

Reflexión BLOQUE 3: Textos de autor

REFLEXIÓN BLOQUE 3

En este tercer bloque de Literatura Infantil hemos trabajado los textos de autor, los cuales se diferencian de los folclóricos, como su nombre indica, porque tienen autor.

En muchos de estos libros el autor es anónimo o utiliza un pseudónimo, por esto no deja de ser de autor, ya que estos textos se caracterizan por el estilo propio del escritor, por su forma de escribirlo.

Debido a que tienen autor, son propiedad de alguien, no sería lícito adaptarlos, por lo que deberíamos realizar una selección de libros para nuestra aula teniendo en cuenta los gustos e intereses de nuestros alumnos. Esta sería la segunda diferencia entre los textos folclóricos y los de autor, los folclóricos son adaptativos mientras que estos son selectivos.

A la hora de seleccionar un libro de autor adecuado tenemos dos opciones:

  • Consultar a un especialista en literatura infantil: esta opción sirve para los libros que se reeditan una y otra vez por lo que es fácil encontrarlos en el mercado.
  • Analizar un libro: esta opción sirve para los libros que no se reeditan y son más difíciles de encontrar y consultar. Si sabemos analizar un libro sabremos cual es el más adecuado para nuestros alumnos y podremos seleccionar el que mas se ajuste a sus necesidades.

Si cogemos la segunda opción, la de analizar un libro infantil, hay que tener en cuenta una serie de aspectos importantes que deben ser tenidos en cuenta. Estos son:

  • Emisor: no se trata del autor ni de la persona que cuenta el libvro a los niños. Los alumnos van a ver al emisor como el protagonista que les esta contando el cuento y con quien ellos se identifican.

  • Valores y contravalores: todo buen libro tiene que acabar con una actitud positiva aunque empiece con una negativa. No tiene porque tener moraleja, simplemente los niños deben sentirse identificados en la historia y sacar algo positivo de ella. Lo mas importante es que este ajustada a ellos, a su momento evolutivo.

  • Tema: como se ha dicho anteriormente el tema debe ser adecuado para los niños y niñas, se deben de sentir identificados, deben verse reflejados sus intereses, etc.…

  • Estructura: en esta etapa aparecen dos estructuras que pueden ser adecuadas para los niños:

    • Lógica: debe de tener un planteamiento o introducción, un nudo y un desenlace.
    • Acumulativa: se van sumando datos a la historia que antes se desconocían y se van acumulando.

Se puede dar el caso de historias en las que se vean reflejadas ambas estructuras como por ejemplo en “Adivina cuanto te quiero”.

  • Tiempo y espacio: los niños deben de conocer el lugar en el que sucede la historia (aunque sea en un país muy muy lejano) para poder situarse a ellos mismos en ese lugar. Al igual que el lugar deben de conocer el tiempo para saber si la historia sucedió en el pasado, en el presente o en el futuro, no hace falta una fecha exacta, pero si una indicación para situarse. Se puede dar el caso de que ambos sean indefinidos, lo que da la posibilidad al niño de poner en marcha su imaginación aunque le dificulte algo más la comprensión de la historia.

  • Ilustraciones: lo ideal es que las ilustraciones reflejen el cuento entero para que el niño vaya siguiendo la historia por medio de éstas, aunque se pueden dar de muchas maneras dependiendo del gusto del autor.

  • Lenguaje: para que sea adecuado a los niños de infantil las frases deben de ser cortas, pocas subordinadas y el lenguaje debe ser de fácil comprensión.

  • Receptor: no es un elemento del libro, pero si algo que hay que tener muy en cuenta a la hora de seleccionar un libro, ya que esta selección debe basarse en los intereses, necesidades y desarrollos de todos los niños del aula. No hay que dejarse guiar por la edad recomendada que indica el libro, ya que cada niño es distinto de los demás aunque tengan la misma edad.

  • Otros aspectos a tener en cuenta: el formato debe ser cómodo para los niños (más bien grande), el material debe de ser resistente para que puedan utilizarlo y explorarlo sin que se rompa, la portada debe ser dura, el encuadernado debe ser seguro, etc.…. es decir, cualidades que aseguren una seguridad para los niños y una facilidad en su manejo y utilización.

En este tema, al igual que en el anterior con los textos folclóricos, hemos visto un pequeño recorrido histórico de los textos de autor. Es increíble como unos libros pueden evolucionar tanto en unos años o, mas que los libros, las personas que los escriben, la evolución de la literatura en sí, sobre todo de la infantil, la cual comenzó escribiéndose con el simple fin de entretener a los críos y que no molestaran sin tenerles en cuenta para nada. Para ver esta evolución voy a hablar un poco acerca de ella comenzando en el siglo XIX.

La literatura infantil se comienza a escribir en el siglo XIX. El autor que más destaca en esta época es Julio Verne, quien escribió “La vuelta al mundo en 80 días”, la cual estaba más destinada a adolescentes que a niños.

En esta época no había literatura exclusiva para los más pequeños, por eso leían las novelas juveniles (no tenían otras a parte de las juveniles o las de adultos).

Poco a poco se fueron extendiendo las novelas para niños mayores de 8 años, por lo que se comenzaron a publicar novelas cortas, con menos dibujos y más texto, pero aun así no abarcaba a los más peques.

Fue en el siglo XX (años 60) cuando se comenzó a escribir textos para niños menores de 6 años. Estos textos se caracterizaban porque eran más gruesos, estaban plastificados, tenían más dibujos, etc.…. aunque el verdadero boom de la literatura infantil no se dio hasta los años 90 con los álbumes de imágenes, los cuales tenían la misma cantidad de texto que de ilustraciones.

En estos años y debido a la expansión de los libros infantiles aparecen y se ponen muy de moda los ilustradores como Rebecca Dautremer.


En los años 20 del siglo XX destaca el famoso editor Saturnino Calleja, autor de los cuentos de Calleja. Este editor amplió el mercado literario e hizo que llegara a mucha más gente a pesar de sus posibilidades económicas. Creó libros muy pequeños, baratos y con papel de mala calidad. Gracias a esto las personas de las clases más bajas podían acceder a ellos.


Después de la Guerra Civil muchas editoriales intentaron imitar a Calleja publicando libros muy baratos, aunque con muchas diferencias de los del editor. Estos libros no eran tan pequeños, sus pastas no eran duras y las ilustraciones eran nulas o pobres. Una editorial conocida fue Bruguera Molino y muchas obras estaban influidas por la Iglesia, ya que en la postguerra tenía bastante poder en la sociedad. Un ejemplo puede ser “Niños Santos”.

A finales de los años 30 destacó la escritora Elena Fortún, porque fue la primera persona en crear un personaje infantil literario real. Hasta este momento todos los personajes eran planos, es decir, no crecían, se quedaban estancados en una etapa y, a pesar de que pasaba el tiempo en la obra y en la realidad, el personaje seguía siendo un niño.

Elena creó un personaje real, creó a Celia. Un personaje que iba creciendo a la vez que los lectores y que le pasaban las mismas cosas que a ellos. Si los lectores crecían Celia lo hacía con ellos.

La creación de personajes reales hizo que los lectores se pudieran identificar con ellos porque, ¿Quién se iba a identificar con un niño o una niña que al pasar 10 años seguía teniendo 5?.

A pesar de que este personaje tuvo gran éxito Elena encontró un problema: las niñas se identificaban con Celia pero ¿y los niños? ¿Cómo se iban a identificar con una niña y además algo femenina?. Debido a esto creó al hermano de Celia, Cuchiflitín.

La historia de Celia tuvo tanto éxito que creció con sus lectores, se hizo adulta con ellos, se enamoró con ellos, encontró trabajo junto a ellos, etc.…. es decir, cuando los lectores de celia estaban en edad de trabajar Celia también lo estaba, creció a la vez que ellos, ¡crecieron juntos! La historia de Celia se acabó cuando Elena murió.
















En esta época no solo destaco Elena Fortín, sino que también aparecieron los primeros cómics de la historia. Se caracterizaban por la ausencia de bocadillos aunque su formato era muy similar al de los cómics de ahora, tenían muchas ilustraciones pero no tanto texto.




A partir de los años 60 y 70 la calidad del papel, las ilustraciones, el formato, etc.… fue mejorando. Es en esta época (años 70) cuando aparece Ferrándiz en el campo de la literatura, un ilustrador y escritor de cuentos y poemas infantiles español.



Otro tipo de cuentos que destacaron también en esta época fueron las tarjetas de cuentos. Estos cuentos consisten en una postal con imágenes que van relatando un cuento y que pueden tener texto o carecer de él.


Si nos centramos en los personajes hay que decir que los que más llaman la atención son los que se parecen a Celia, es decir, personajes que no sean planos, personajes que los niños se puedan identificar con ellos, realistas, que les pasen cosas que nos pueden pasar a cualquiera.

Da igual que una historia en si sea ficticia o fantasiosa mientras que los personajes sean cotidianos. No hay que centrarse en si nos parecemos físicamente a ellos, lo que hay que hacer es ver si le pueden llegar a pasar las mismas cosas que a nosotros (problemas en casa, el chico que te gusta pasa de ti, tu hermano te hace la vida imposible, etc.….). No se tiene que tratar del protagonista, puede ser de alguno de los personajes que le rodean y no tienen porque recordarnos a nosotros mismo, sino que puede recordarnos a alguien que conocemos.

En la actualidad hay una colección de libros muy famosa de J.K. Rowling que esta teniendo éxito gracias a esto. Harry Potter es un chico normal (dejando al lado la parte de fantasía y de brujería), ya que tiene problemas en casa, se enamora, tiene amigos, va a la escuela (de magos sí, pero va a la escuela), sus amigos son como los nuestros, etc.…. y lo más importante es que va creciendo, en cada libro es un año más mayor y le van pasando cosas normales que les pasan a los chicos y chicas de su edad, es un personaje con el que los adolescentes se pueden identificar fácilmente (repito de nuevo, dejando a un lado la fantasía de la historia).


Para finalizar con este tema hay que mencionar que no solo hay textos de autor en prosa, sino que también podemos encontrarlos en poesía y en teatro, aunque estas son mucho menos numerosas.

Las poesías se utilizaban mucho en los años 90 en la escuela y utilizaban temas como los animales, provincias, romances, etc.… temas que no interesaban a los niños pero sí a los padres y los maestros.

Después de la postguerra apareció una mujer que creó libros de poemas para adultos y después a escribir para el publico más pequeño. Ella es Gloria Fuertes, una de las escritoras más famosas por sus poemas para niños y a su estilo “absurdo”.

Al centrarse en los niños comenzó a cambiar los temas de sus obras y la forma y, lo más importante, incluyo lo absurdo en sus obras porque según ella es como los niños veían a menudo el mundo adulto que les rodeaba.





El teatro es tan escaso que es inexistente para el público infantil. Lo que se pueden encontrar son obras para adultos o maestros. Lo que se puede hacer es seleccionar un libro de autor y que los niños lo interpreten añadiendo o eliminando personajes para que todos tengan un papel.

Para finalizar esta reflexión he de decir que estos libros me han sorprendido bastante pero no por lo que son en sí, sino por su gran evolución. Me sorprende el papel que tenían los libros infantiles en la antigüedad y me alegra saber que han evolucionado tanto que se tenga en cuenta al niño a la hora de escribirlo.

Como futura maestra me ha ayudado a analizar un libro para saber si es adecuado para mis alumnos o no y a saber que nunca debo adaptarlos, sino que debo de seleccionarlos para que sean lo más adecuados para ellos.


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